En la Iglesia a los jóvenes se les echa de menos y de repente, mira uno a las Cofradías, Bandas de cornetas y tambores y se encuentra con jóvenes. Muchos jóvenes. Diríamos, casi todos jóvenes.
Jóvenes que año a año participan y se involucran más en desfiles, procesiones, viacrucis… Comprobar que cada año se integran nuevos miembros y todos jóvenes, resulta emocionante y hace que nos llene de esperanza.
Las cofradías, como espacios de fe, tradición y comunidad, son lugares de reunión de muchos y variados grupos: niños, jóvenes y adultos. Como nos dice el Papa Francisco: “todos distintos y todos unidos”. Se necesita la experiencia de los mayores, el ímpetu de los jóvenes y la ingenuidad de los niños. La diversidad nos enriquece a todos.
Las cofradías ayudan a transmitir la fe y facilitan la participación activa de sus miembros en la vida cristiana de sus parroquias. A través de sus procesiones, actos litúrgicos, obras de caridad y vida comunitaria, transmiten el Evangelio de una manera accesible, sensible y cercana al pueblo, dando testimonio de la fe que se celebra, se comparte y se vive con alegría.
Hay quien se acerca a las cofradías por devoción, por tradición familiar, por la música, por el arte, por la cultura o por la belleza de los pasos. Santo Tomás de Aquino nos hablaba de “La belleza como camino hacia Dios” y la defendió como un medio privilegiado para llegar a la Verdad. Independientemente el motivo por el que se acercan, hay que transmitir el mensaje de Cristo. Los cofrades ante todo somos cristianos, mostrar la Pasión de Cristo y su mensaje tiene que ser el objetivo, no podemos olvidar que son espacios privilegiados donde la espiritualidad se mezcla con la amistad, la formación y el compromiso.
En la actualidad, en España existen más de 8.000 hermandades y cofradías inscritas en el Registro de Instituciones Religiosas y se estima que cuentan con 3 millones de cofrades, -sin contar aquellas cuya actividad se circunscribe a un ámbito más reducido o parroquial. Se trata por tanto de un colectivo con un arraigo social y cultural de siglos, siendo uno de los movimientos asociativos mayores de nuestro país.
La música cofrade, es uno de los pilares fundamentales en este tiempo de Cuaresma y de Semana Santa. Uno no se imagina una procesión sin acompañamiento musical, aunque lo único que se oiga sean un bombo y un tambor. Nos transmite y envuelve a ritmo de sones el sentimiento que la cofradía está poniendo en la calle cuando procesiona, enmarcándolo de profundo significado espiritual y llenándolo de inmensa belleza.

La existencia de bandas con componentes en su mayoría jóvenes es, un auténtico milagro en los tiempos actuales marcado por el individualismo. En un mundo donde las distracciones son innumerables, el hecho de que tantos jóvenes dediquen su tiempo y esfuerzo a aprender un instrumento y a formar parte de una banda cofrade es digno de admiración. Este ejemplo demuestra que la música cofrade no solo es una tradición viva, sino también una herramienta de cohesión social que fomenta valores como la disciplina, el trabajo en equipo, la solidaridad, la amistad y el amor por la música, es decir tienen valores cristianos y cofrades.
Las bandas cofrades no son un mero acompañamiento, tienen identidad propia y encuentran su esencia en la imagen que les sirve de inspiración. Crean auténticas sinfonías de pasión que emocionan, proporcionando una experiencia espiritual y estética a los cofrades y espectadores.
San Juan Damasceno decía que: “Las imágenes son sermones silenciosos y libros para ilustrados por todos fáciles de entender”. Las imágenes son un puente entre lo que vemos y el misterio que evocan; son un signo de lo divino, de lo religioso, de lo espiritual, de lo sobrenatural. Es verdad que una imagen no podrá nunca expresar plenamente lo que representa; sin embargo, lo hace intuir y percibir. Los devotos las llevan en la memoria y en su corazón, son el rostro de su intimidad espiritual.
Las procesiones, cuando se hacen con devoción, respeto y en oración, debe de ser la mejor manifestación de nuestra fe que llevemos a la calle, la mejor herramienta evangelizadora y por qué no, “se puede tener un contacto real con la fe”, como compartió un joven sevillano.
Nuestra cofradía," De la Virgen del Rosario – San Lorenzo y “Paso” Oración en el Huerto", con su banda titular, Banda de CCYTT Félix Martín, y con “Pasión de un barrio”, marcha propia de la banda, han sabido crear una simbiosis perfecta que nos despiertan una explosión de sentimientos: devoción, emoción, fervor; haciéndonos vivir momentos de recogimiento, de oración y sobre todo nos ayudan a conectar con Dios. ¿Quién no se emociona al escuchar el repique de tambores, la diana de las cornetas con la mirada fijada en nuestro Jesús orante?
Es preciso reconocer y agradecer a las diferentes cofradías, y en especial a la nuestra, su gran trabajo por custodiar las tradiciones y mantener su legado y sobre todo, tenemos que agradecer su capacidad de renovarse sin perder su esencia. Abrirse a los jóvenes no significa cambiar su identidad, sino hacerla más comprensible, más accesible y más viva.
“Caminemos todos juntos en la esperanza” para que estos jóvenes en su camino se encuentren con Jesús. Él sabrá mejor que nosotros indicárselo.
Terminamos con la reflexión que nos deja el joven Jesuita segoviano Daniel Cuesta:
¡Ojalá sepamos ver a las cofradías y a toda la gente que se acerca a Dios a través de ellas como un reto y no como una amenaza o una cosa superflua y cultural!