Estamos celebrando a San
Lorenzo en nuestro barrio que lleva su nombre. Aunque todos habremos oído
hablar de él, vamos a acercarnos a su vida y obras desde la imagen que
custodiamos y procesionamos en nuestra parroquia: ¿Qué nos dice la imagen de nuestro santo patrón? La iconografía es el
arma de la Historia del Arte que se ocupa del asunto o significación de las
obras de arte, en contraposición a sus formas.
La iconografía cristiana, especialmente durante la Edad
Media, pretendía hacer reconocible a todo el mundo los mensajes religiosos.
Hablamos de una época en la que existían muchas personas que no sabían leer y
escribir y los mensajes religiosos se difundían a través de la imágenes
religiosas. Éstas representan a los Santos con atributos y símbolos que los
hacen reconocibles y que se fundamentan en las hagiografías, martirologios, la
Biblia y hasta las más variadas leyendas piadosas.
La
identificación de los santos por su indumentaria y atributos, que no es
algo seleccionado al azar, se efectúa siempre con arreglo al grupo determinado
portador de un tipo de atuendo común (órdenes religiosas, profesiones,
dignidad, estado, sexo, condición, etc.) mientras que por el atributo, además
del carácter también colectivo que puede tener (mártires, religiosos y
determinadas profesiones), se identifica exclusivamente a un individuo, ya que
toda la significación personal (el trasfondo de su vida, leyenda y milagros) se
verá reflejada indefectiblemente en él.
Centrándonos
en San Lorenzo, podemos situarlo dentro de los llamados “santos
hispanorromanos”. Desde el punto de vista iconográfico, San Lorenzo es uno
de los santos más representados en el arte sacro y más venerados por la Iglesia
Católica y se va a caracterizar por la abundancia de hagiografías (historias)
de mártires, heroicos e incipientes difusores del recién aparecido
cristianismo.
Su forma de
representación más común es como un joven sin barba o poca, señal de juventud,
ya que murió entre los 30-32 años. Suele aparecer de pie y con sus símbolos
propios en las manos. Como atributo general lleva la palma de mártir (nuestra
imagen no la lleva) y como atributo propio, la parrilla en la que fue
torturado.
Como
diácono, viste las ropas propias de su ministerio: alba talar, dalmática y manípulo en el brazo
izquierdo (Atuendo que recuerda la Pasión, al representar las ataduras con que fueron
ceñidas las manos de Nuestro Señor al ser azotado).
El color de la dalmática y el manípulo suele ser rojo
puesto que fue mártir, y éste es el color que representa a los mártires. La
imagen del santo lleva gran tonsura clerical (especie de corona hecha mediante el rapado de la cabeza que es propia de los varones
que adoptan el estado eclesiástico. De gran tamaño la llevan los diáconos, los
miembros de órdenes religiosas y más pequeña, los sacerdotes (coronilla).
El
atributo particular de San Lorenzo es la parrilla, instrumento de su martirio,
aunque también le pueden acompañar otros con los que sufrió su martirio, como
por ejemplo, los garfios. De igual manera, se pueden señalar diferentes
atributos que hacen alusión a su diaconado: cruz procesional que es portada por
él, bolsa o cáliz lleno de monedas de oro que recuerda que era depositario de
los bienes de la iglesia. Como diácono, nuestra imagen, lleva el libro de los
Evangelios porque eran los encargados de leerlos. También, aunque puede ir
coronado de laurel como señal de su
triunfo, nuestra imagen lleva “aureola”, que es ese círculo dorado y luminoso que,
desde la antigüedad, está reservado y corona a Dios, la Virgen y los santos.
Otra de
las características de nuestra imagen es la abundancia de orlas, especialmente las que van
detrás de la imagen y que hacen una gran M, signo de la devoción de San Lorenzo
a la Santísima Virgen María.
Sus amplios y bellos ropajes
con infinidad de detalles no deja de manifestar que estamos ante un diácono del
Papa. No es un diácono cualquiera, es el diácono del Sucesor de San Pedro.
El aspecto de joven y varonil
está de acuerdo con la constante tradición y con la más clásica interpretación
laurentina: “Tú eres joven”, dice la tradición que le dijo San Sixto al ir éste
conducido al martirio.
La vinculación de San Lorenzo con Huesca es muy antigua
y aparece a principios del siglo XII, por lo menos. En la forma de
representarlo influyen mucho los poemas de Prudencio y los relatos de San
Agustín, San Ambrosio, etc. El poema de Berceo sobre San Lorenzo, que estaba
fundado, en fuentes anteriores y en la
Pasión de Policromio y el Martirologio de San Abdón,
influyó mucho en la iconografía del santo. Berceo, empareja a San Lorenzo y a
San Vicente, los hace diáconos de San Valero, apareciendo en muchas obras de
manera conjunta.
Las lagrimas de San Lorenzo: de leyendas y relatos varios
ha llegado hasta nuestros días la iconografía de San Lorenzo de Roma y su
relación con un bello fenómeno universal que se produce todos los años, las
Perseidas.
Nos referimos a la lluvia de meteoros que tendrá su máxima
actividad durante esos
días de agosto próximos a la celebración de nuestro santo.
Que todos estos detalles de la
imagen de nuestro Santo Patrono nos ayuden a acercarnos más a Cristo, a quien
San Lorenzo mártir quiso imitar con su entrega hasta la muerte.
¡Viva San
Lorenzo!