¡YA ESTAMOS EN NAVIDAD!

El Adviento y la Navidad son momentos propicios, íntimos y reveladores de nuestra fe. En estos tiempos descubrimos la grandeza de Dios manifestada en lo pequeño, en lo pobre, en lo sencillo.

Este Año Jubilar, todos estamos especialmente invitados a ser peregrinos de esperanza. No podemos olvidar, que cada Adviento, Dios peregrina hacia nosotros, para acercarse y hacerse uno de los nuestros y compartir los caminos de nuestra vida.

En nuestra parroquia, este año el tiempo de Adviento ha tenido la peculiaridad de convertirse en un símbolo especial de peregrinación.   Cada semana, recorrimos diariamente una etapa del camino; en actitud de espera “activa”, y del día 16 al 24 de diciembre además celebramos la Novena al Divino Niño, junto con la comunidad latina de nuestro barrio;  que nos acercó a la fecha emblemática de la apertura de la Puerta Santa, con el que el Papa inauguró el Año Jubilar 2025.

ORIGEN DE LA NOVENA DEL DIVINO NIÑO, NOVENA DE NAVIDAD O DE AGUINALDOS

Fue San Francisco de Asís quien impulsó  la devoción al Niño Dios, cuando en el año de 1224 celebró una devota y pintoresca Navidad en Greccio, un pueblecito de la Umbría – Italia. 

Todos los habitantes, campesinos en su mayoría, se encontraban reunidos alrededor de San Francisco de Asís, quien intentaba explicarles el misterio del nacimiento del Niño Dios. Ellos escuchaban con respeto, pero...no daban muestras de haber comprendido realmente.

 ¿Qué hacer? San Francisco buscó algún modo más didáctico de explicar a los iletrados aldeanos la historia de Navidad. Mando traer una imagen del Niño Jesús, una cunita, pajas, un buey y un burro. 

Los asistentes se miran entre sí, sorprendidos, pero salen a buscar todo rápidamente. 

En poco tiempo, el santo compuso la escena: en el centro, la cuna con las pajas; al fondo, los dos pacíficos animales. Faltaba apenas la imagen del Niño Dios. Con gran devoción, San Francisco la tomo en los brazos, para depositarla en la cuna.

 ¡Se da entonces el gran prodigio! Ante los ojos maravillados de todos, la imagen toma vida y el niño sonríe para San Francisco. Este abraza tiernamente al Divino Infante y lo acuesta sobre las pajas de la cuna, mientras todos se arrodillan en una actitud de adoración.

 El Niño Dios sonríe una vez más y bendice a aquellos campesinos allí postrados a sus pies. Pocos instantes después, había sobre las pajas una simple imagen inanimada... pero en el alma de todos permaneció el recuerdo vivo del Niño Jesús. ¡Él les había sonreído!. Ante todos, San Francisco cantó el Evangelio de la Natividad.

Es justamente por ese motivo que se esparció por todo el universo católico la costumbre de armar pesebres por ocasión de Navidad y por intersección de la Santísima Virgen María, al rezar la Novena de Navidad, del Divino Niño o de Aguinaldos, se pide para todos nuestros  seres queridos esta sonrisa que comunica felicidad, esa bendición que trasmite paz.

La tradición  de la Novena se remonta al periodo colonial, cuando la Iglesia católica tenía un papel central en la vida cotidiana. En el siglo XVIII, el sacerdote y misionero franciscano Fray Fernando de Jesús Larrea predicó en varias comunidades colombianas; tenía contacto cercano con María Gertrudis Clemencia de Caycedo, la fundadora del Colegio de la Compañía de María de la Enseñanza, la primera institución educativa para las jóvenes y niñas de Bogotá, que pidió al misionero ecuatoriano que escribiera la primera Novena de Navidad.

Con el paso del tiempo, el texto original ha sido modificado. Una de las versiones más conocidas es la de la madre María Ignacia, hija de los escritores colombianos José María Samper y Soledad Acosta. La también poetisa y escritora fue la responsable de agregar los gozos que se entonan casi al concluir la ceremonia. La tradición se extendió a otros países, como Ecuador y Venezuela. Esta celebración comparte muchas similitudes con “Las Posadas” que se celebran en algunos países de Centroamérica como México, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras y Panamá. Si bien tiene un origen religioso, se ha convertido en parte de los festejos navideños de las familias y comunidades.

La Novena del Niño Dios la componen una oración para todos los días, una consideración para cada uno de los nueve días, una oración a la Santísima Virgen, oración a San José, los gozos o aspiraciones para la venida del Niño Jesús y una oración al Niño Jesús. Por lo general, suelen cantarse algunos villancicos al principio y final de la Novena.

IMÁGENES DE LA CELEBRACIÓN DE LA NOVENA 

>

























Entradas populares de este blog

Bienvenidos al Blog parroquial de San Lorenzo

ICONOGRAFÍA Y SIMBOLISMO DE LA IMAGEN DE SAN LORENZO

Despedida a las Hermanas Vedrunas

𝐂𝐚𝐦𝐩𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐫𝐨𝐪𝐮𝐢𝐚𝐥 𝐒𝐚𝐧 𝐋𝐨𝐫𝐞𝐧𝐳𝐨-𝐁𝐞𝐧𝐪𝐮𝐞𝐫𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝟐𝟎𝟐𝟒