...Y a través de las flores...llegar al alma...
Las flores sirven para recordarnos la creación de Dios y la belleza de su obra. La belleza de las cosas visibles, creadas, nos conduce a las invisibles y a través de los ojos se puede llegar al alma.
Toda persona tiene dentro de sí la capacidad de dejarse tocar por la belleza de alguna manera. La Belleza tiene sus raíces en Dios, que es la Belleza misma. Como nos decía Benedicto XVI, “No hace falta ser creyente para apreciar que Dios nos enseña que más allá del conocimiento racional, está el conocimiento que proporciona la belleza, forma superior del conocimiento, puesto que toca al ser humano en toda su profundidad, le arranca de la banalidad y le sitúa frente a sí mismo y al misterio de Dios”.
El cristianismo desde sus orígenes hasta nuestros días ha acudido al lenguaje de las flores para hacer asequible conceptos complejos y sublimes. Padres de la Iglesia (San Beda, San Agustín) coinciden en afirmar que la flor es el ornato del campo, y Cristo es la flor y ornato del mundo, pues contiene en sí la hermosura, el aroma y la prestancia de todas las flores.
Las flores nombradas en la Biblia nos enseñan importantes lecciones espirituales y nos recuerdan el amor y el cuidado de Dios por nosotros. A través de ellas, podemos encontrar consuelo, esperanza y alegría en medio de las dificultades. Así como las flores transforman el paisaje árido en belleza y vida, Dios puede transformar nuestras vidas y llenarlas de gozo y plenitud.
Jesús utiliza las flores para ilustrar el cuidado de Dios por Su creación: “Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos” ( Mt 6:28-30).
Las flores, por su belleza, fragancia y fugacidad cautivaron al hombre desde el momento en que éste tomó conciencia de su parte espiritual, de su capacidad para captar y asimilar la belleza que le rodeaba, ya que encarnan a menudo a la naturaleza fugaz de la vida, que contrasta fuertemente con la naturaleza eterna de la palabra de Dios. En numerosos versículos se utilizan como metáforas de la vida humana, la provisión divina y el crecimiento espiritual.
Un santo religioso, el capuchino Francis Borgia, solía decir: “Dios nos ha dejado del Paraíso tres cosas: las estrellas, las flores y los ojos de un niño”. De hecho, las flores tienen en la creación de Dios un lugar completamente propio; son en el globo terráqueo lo que son las estrellas en el dosel del cielo: huellas sin rostro de un mundo anterior, el Paraíso terrenal, el menos afectado por la maldición del pecado.
Las flores siempre han estado presentes en la iconografía cristiana, primero, en pinturas de catacumbas y en inscripciones funerarias. Después, formando parte de temas tales como: el Jardín del Edén, la Fuente de la Vida… para simbolizar diferentes conceptos del Paraíso Celestial. También en criptas y tumbas donde reposan restos de santos como muestra de su veneración. En nuestros días siguen siendo los emblemas del Espíritu Santo, y por ello se las hace llover el día de Pentecostés (es costumbre en algunos lugares tirar pétalos de rosa para recordar el milagro de las lenguas de fuego).
Las flores simbolizan esas prerrogativas, gracias y virtudes sobrenaturales con las que el alma debe ser adornada. La importancia de las flores en la iglesia, algo que no debemos olvidar, es que también intentan mostrar todos esos valores positivos que Dios nos ha transmitido para hacernos a su imagen y semejanza.
Las flores son signos de alegría, de fiesta, de agradecimiento, expresan el homenaje sincero y la esperanza cierta. Las flores son una delicada alabanza al Creador, nos permiten reconocer las virtudes de Cristo y de los Santos.
En una ofrenda floral, estamos honrando a sus miembros más gloriosos, que son los mártires, cuyas reliquias están depositadas en el altar, es decir, la Iglesia triunfante, Esposa de Cristo.
Al regalar flores a nuestro Patrón, San Lorenzo, estamos mostrando nuestro cariño, confianza y gratitud. Pero, sobre todo, queremos hacerle saber que está presente en nuestras vidas y aspiramos seguir su ejemplo intentando imitarlo. Un ramo de flores hace inútiles muchas palabras y vale más que un discurso.
Jesús nos dice "donde esté vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón " (Lc 12,34)
Las flores en el altar es un modo de honrar a Cristo, pues, el altar es Cristo y tienen una función de ornamentación (así como los cirios, el mantel, el incienso, ...)
Esta tradición de mostrar respeto con las flores está recogida en la Traditio Apostólica del año 215, en donde se describe cómo los cristianos llevaban rosas y lirios como ofrendas al altar.
Desde el s. IV, y probablemente antes, los sepulcros de los mártires eran adornados con flores y perfumados con fragancias, que llevaban también a la mesa del altar que custodiaba sus reliquias, para expresar la gloria celestial que gozan las flores del Paraíso, no evocan sólo las delicias del Edén, sino que también simbolizan las virtudes de Cristo y de los Santos.
San Juan Pablo II en una carta a los artistas les dice: "la Fe tiene necesidad de arte" (el arte floral es una expresión artística). El Cardenal Poupart (Prefecto para la Congregación Cultural en la Curia Romana) dice: " la belleza es necesaria para anunciar el Evangelio. La conversión es siempre obra del Espíritu Santo que se sirve de tantos medios que nadie pudiera haberse imaginado (…)”
Las flores en los altares no son solo adornos; representan un puente entre lo espiritual y lo terrenal, conectando generaciones mediante el simbolismo y el respeto por las tradiciones.
En las fiestas patronales, se mezclan y fusionan actos festivos y lúdicos con creencias y actos religiosos al mismo tiempo. Nuestra tradición cultural ligada a la religión católica ha permito que convivan y llegue hasta nuestros días, una simbiosis perfecta entre fiesta y religión. Y de esto se sabe mucho en nuestro barrio.
Nueve días antes de la festividad de San Lorenzo, 10 de agosto, dará comienzo su Novena. Oraremos durante nueve días consecutivos, para conocer mejor a nuestro Patrón, y profundizaremos en distintos aspectos de su vida, su amor incondicional a Dios, su servicio entregado a la Iglesia, su predilección por los pobres, su fe a prueba de martirio...
El primer día de su Novena,1de agosto a las 20:00h, honraremos a nuestro Patrón San Lorenzo Mártir, con una Ofrenda Floral que representan su belleza y sus gracias. Será un recordatorio para que nos esforcemos en imitar sus virtudes y una ocasión propicia para pedir al Santo que interceda por nosotros ante el Padre y poder conseguir el favor de Dios.
El Papa Francisco dijo: “Cuando rezamos, nunca lo hacemos solos: aunque no pensemos en ello, estamos inmersos en un majestuoso río de invocaciones que nos precede y nos sigue”
Honrar a nuestro Patrón, también será hacer un pequeño homenaje para todos aquellos que nos enseñaron: a amarlo, a confiar en Él, a tenerlo como amigo; que nos inculcaron su devoción y que nos fueron guiando para formar parte de Comunidad Parroquial San Lorenzo.
La belleza y la verdad están íntimamente relacionadas. La verdad es bella. Dios es bello. El Evangelio es bello. Los cristianos tenemos un bello mensaje que transmitir y debemos hacerlo de forma bella. ¿Por qué no hacerlo con flores?
“Las flores dicen gozo, alegría;también, en algunos lugares,
a la Pascua se la llama Pascua florida,
porque florece Cristo resucitado: es la flor nueva.
Florece nuestra justificación,
florece la santidad de la Iglesia.
Por este motivo hay tantas flores:
es nuestra alegría” Papa Francisco
Nota: La sagrada reliquia de San Lorenzo Mártir, se expondrá en nuestra Parroquia para su veneración pública, desde el 1 al 10 de agosto, Solemnidad litúrgica de nuestro Patrón.
@L.V.R.